Tras dos «misas militantes» y una marcha de protesta social desde el santuario de San Cayetano, los obispos se vieron obligados a reivindicar la sacralidad de sus ceremonias.Destacados expertos en religión explican por qué el clero y los laicos deben extremar el cuidado para que el irrenunciable compromiso evangélico con la pobreza no se partidice.
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